Próximo a cumplir 50 años de médico y en ejercicio de la Presidencia de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatología, el Día del Residente me ha ofrecido la oportunidad de compartir con la comunidad profesional una serie de reflexiones:
Las generaciones «mayores» somos modelos en los cuales los jóvenes califican extracurricularmente nuestras condiciones personales a la vez que aprecian un modelo potencial de su futuro:
- si me ven estudiar, es dable esperar que ellos estudien
- si me ven tratar respetuosamente al paciente, ellos así lo harán
- si aprecian en mí un vínculo ético con los colegas, ellos tendrán la oportunidad de ser herederos de un modelo sano de relación humana
- si identifico una conducta inadecuada en un Residente y lo ignoro, seré visto como quien no aplica los recursos de la corrección fraterna (en suma, omití brindarle una opción de mejora personal)
- reconozco en un Residente a un «hijo profesional», que no es exactamente lo mismo que un «discípulo»; es probable que circunstancialmente el «discípulo» se autocalifique como tal. La comunidad de «hijos profesionales » es el corolario de gestos y actitudes cotidianas que bien pueden ser resumidas en tres conceptos medulares: «gracias, perdón, ayúdame».
Apreciados colegas Residentes, no duden que el esfuerzo vale la pena.
Los saludo respetuosamente y con aprecio.
Dr. Carlos María Autorino